LA HOMOFOBIA
Homofobia es el término que se ha destinado para describir
el rechazo, miedo, repudio, prejuicio o discriminación hacia mujeres u hombres
que se reconocen a sí mismos como homosexuales. De todas formas, el uso
cotidiano del vocablo incluye a las otras personas contempladas en la
diversidad sexual, como ocurre con los bisexuales y los transexuales. Incluso,
a aquellos seres que mantienen hábitos o actitudes que suelen ser atribuidos al
sexo opuesto, como los metrosexuales.
Cabe destacar que la homofobia carece de una definición
precisa, ya que no se trata de un concepto de alcance estrictamente
psiquiátrico. Hay quien considera homófoba a toda persona que no respalde o no
se manifieste a favor de la homosexualidad. Sin embargo, la noción hace
referencia a la discriminación, es decir, al rechazo o a la persecución.
Diversas estadísticas señalan que, en todo el mundo, cada
dos días un gay es víctima de un crimen enmarcado en hechos de homofobia. Según
Amnistía Internacional, más de setenta países persiguen a los homosexuales y
ocho hasta los condenan a muerte.
La palabra homofobia fue utilizada por primera vez por el
psicólogo estadounidense George Weinberg en 1971. Años atrás, Wainwright
Churchill se había referido a la homoerotofobia.
Otro concepto relacionado es el heterosexismo o
heterocentrismo, el cual permite darle nombre a la creencia de que los
heterosexuales son, por naturaleza, organismos superiores en relación a los
homo y a los bisexuales.
Muchas religiones mantienen una postura moral de rechazo a la
homosexualidad, por lo que pueden ser consideradas como homofóbicas. La
ortodoxia cristiana, judía e islámica, por ejemplo, no aceptan la
homosexualidad como condición sexual natural de una persona, sino que
consideran que se trata de una anomalía. Por lo tanto, la homosexualidad
aparece como un pecado.
¿Por qué la homofobia no es una fobia?
Es necesario señalar que la homofobia no es precisamente una
fobia, debido a las características que las diferencias. Mientras que en una
fobia la emoción que la motiva es el miedo, la homofobia es motivada por el
odio, que se manifiesta de forma moderada (a través de sensaciones corporales
de repulsión, como incomodidad psicológica frente a personas homosexuales) o
severa (mediante la alteración psicomotriz que lleva a un individuo a insultar
de forma verbal o física a otro de condición homosexual, en algunos casos
incluso puede llegar a matar a causa de ello).
Además, una característica propia de las fobias es que la
reacción de los individuos que las padecen, es huir de aquello que les causa
miedo, así, alguien que padece acrofobia tiende a no ponerse en situaciones de
altura para evitar dicho temor; por el contrario, los homofóbicos buscan
encuentros con personas homosexuales a fin de demostrarse a sí mismos que su
postura es correcta, la forma en la que lo hacen es denigrando, humillando y
destruyendo a todo aquel que reúna las características de un homosexual (ni
siquiera tiene que ver con haber confirmado su homosexualidad, sino con que
demuestre una actitud que para el homofóbico encaja dentro de la descripción de
un homosexual).
Los fóbicos tienden a esconder su trastorno, no les gusta
hablar de ello aún si saben que pueden estar necesitando ayuda, al contrario,
los homofóbicos quieren hacer público su pensamiento, lo vuelven una batalla
necesaria e intentan unirse a aquellos que piensen igual. Hace unos días leí
que los homofóbicos eran como los vampiros, porque intentan contagiar a todo
aquel que se cruce por su camino en el odio hacia los homosexuales, creo que
sirve esta comparación para ejemplificar este punto.
Por último, mientras que las personas que padecen fobias
tienen plena conciencia de su trastorno y pueden hablar de él para
comprenderlo, los homofóbicos no piensan que haya un problema con ellos, más
bien que el problema lo tienen los homosexuales. Buscan naturalizar ese odio
brutal que los carcome e incluso, llegan a grados de incoherencia tales que son
capaces de afirmar: “No soy una persona homofóbica…lo único que me pasa es que
no puedo ver a dos mujeres (u hombres) juntos porque eso no es natural”.
¿Por qué las personas practican la homofobia?
Una de las cuestiones que llevan a alguien a volverse
homofóbico, es el sospechar que él mismo posee un potencial homosexual, así lo
explica el Dr. Miguel Urbina, quien asegura que la intensidad de ese repudio
hacia lo que viene del mundo exterior, genera un cierto alivio a esos temores
que provienen del mundo interior.
La hegemonía en las sociedades actuales, tanto de Occidente
como de algunos países de Oriente, la tiene un modelo donde el varón es el que
marca las condiciones en las que debe desarrollarse la vida en sociedad. La
mujer y todo lo que se encuentre relacionado con lo femenino son sinónimos de
flaqueza, y aquellos hombres que pasen el límite, abandonando su hombría en pos
de una mayor sensibilidad o formas diversas de expresión que lo que se
considera obligatorio en su género, son rechazados y maltratados, considerados
inferiores al resto de sus congéneres (estudios afirman que esto puede ser
movido por el sentimiento de inferioridad. En el fondo los machistas sienten
que los homosexuales son superiores a ellos porque son libres de las
estructuras sociales, ¡jamás lo admitirían!)
Historia de la homofobia
La homofobia no existió siempre, en civilizaciones antiguas,
como las romanas, los mayas, los sumerios, la china de la dinastía y los griegos,
las prácticas sexuales entre personas del mismo sexo estaban permitidas e
incluso se consideraban sagradas. Con la llegada de la moral cristiana, que
ejerció una gran influencia en las sociedades de la Edad Media, la
homosexualidad fue considerada pecaminosa, un delito y se comenzó a perseguir
brutalmente a las personas que realizaran el sexo con alguno de sus congéneres.
Algunos de los teólogos que promovieron esta ideología de persecución a los
homosexuales fueron los aún alabados y endiosados Tomás de Aquino y San
Agustín. A partir de entonces se inculcó un modo de pensamiento absolutamente
hermético en lo que se refiere a las prácticas sexuales, se condenó la
homosexualidad, la masturbación, el sexo oral y todas aquellas prácticas que
esta institución, la iglesia consideraba como atentados contra la naturaleza.
Desde ese momento la homosexualidad adoptó la descripción moralista de pecado
de sodomía, el cual es defendido incluso al día de hoy por ortodoxos (y otros
que no lo son tanto) de la religión cristiana.
Pese a lo que muchos creen y a que intentan hacernos pensar
que el mundo realmente está cambiando, la homofobia es parte de todas nuestras
sociedades. En Estados Unidos, miles de niños adolescentes se quitan la vida a
causa del rechazo que sufren en la escuela por parte de sus compañeros tan sólo
por mostrar una actitud considerada como poco varonil, otros tantos son
golpeados y torturados de formas espantosos y en todo el mundo muchos adultos
que han manifestado su homosexualidad también deben soportar afrentas de todo
tipo, hasta la muerte en muchos casos (en manos de homofóbicos o en las propias
a causa de la inestabilidad que les generan los maltratos psicológicos).
Términos como marimacho, tortillera, puto, maricón, etc, deberían desaparecer
para siempre de nuestro vocabulario porque a través de estos insultos, muchas
veces utilizados en broma, es que alimentamos la homofobia.
En los últimos años la salida del armario de personas que se
autoproclaman homosexuales, en series de TV o programas, podrían estar
colaborando con la difusión de cualidades como la tolerancia y la aceptación
del otro sin importar su condición sexual. En este punto cabe mencionar la
labor de la norteamericana Ellen Degeneres , que posee uno de los programas más
vistos de la televisión y que trabaja incansablemente por cambiar rotundamente
esta realidad.
Pese a la labor que se realiza, desde estos sectores que
proclaman la tolerancia (los cuales no son dirigidos únicamente por
homosexuales, como se cree), al día de hoy los homosexuales (lesbianas, gays,
bisexuales y transexuales) son víctimas de abusos por su condición sexual.
Todavía en muchos países se les prohíbe contraer matrimonio, lo que impide que
llegado el caso puedan ejercer sus derechos como pareja consolidada, y del
mismo modo, tampoco se les permite adoptar niños. Además son discriminados
laboralmente, y las relaciones sexuales entre dos personas del mismo género
tampoco son aprobadas. Por ejemplo, existen muchas quejas cuando una pareja de
homosexuales simplemente se está besando en un lugar público, cosa que no pasa
ante parejas heterosexuales.
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