EL DESCARO DE LOS HOMOSEXUALES
En la página de los homosexuales en Chile, www.movilh.cl aparece ya el artículo sobre cómo
educarán a nuestros hijos en las escuelas y que es lo que les enseñarán.
Viendo el texto y el contexto de los escrito y de los
dibujos se observa claramente la aberración que desean hacer con nuestros hijos,
sin consultarnos y saltándose la Constitución actual, que aún está vigente.
Es claro que la Nueva ya la tienen escrita, ya la tienen
hecha y ha nadie consultaron al respecto; lo que se dice y se habla de consultarles
a fulano, sutano y merengano es una farsa que ni el viejo pascuero cree, claro,
porque no existe.
CNCrtv sacó este texto que viene en formato PDF y lo pasamos
a Word para sacar algunos escritos y fotos para alcanzar a dimensionar lo que
estos seres irracionales desean hacer con nuestros hijos. Es irracional, porque
no se puede querer hacer cambiar el sexo de un niño por sí solo… Miremos qué es
lo que nos ofrecen ahora en las Aulas a partir del 2017 a nuestros hijos y
nietos
Dimensiones de la
sexualidad:
Las dimensiones de la sexualidad dan cuenta de las diversas
formas de sentirla y vivirla. La manera como ello ocurre permite (auto)
identificar y (auto) conocer a los seres humanos como hombres o mujeres,
quienes pueden ser heterosexuales, homosexuales, bisexuales o transexuales.
Dichas dimensiones
son:
Sexo:
Define el hecho de ser hombre o mujer a partir de variadas
condiciones anatómicas, fisiológicas y psicológicas.
Identidad de género:
Es la pertenencia a un sexo u otro, es decir, sentirse hombre
o mujer.
Rol de género:
Es el papel, acción o actitud asumido por una persona de
acuerdo a factores sociales, culturales, políticos, económicos, éticos o
religiosos. Los roles de género pueden derivar en estereotipos o discriminación
sí es que no se corresponden con las verdaderas capacidades e intereses de las
personas. Así por ejemplo durante gran parte de la historia se ha pensado que
el rol de género de la mujer es ser dueña de casa, mientras que al hombre se le
ha adjudicado la labor de proveedor. Lo mismo ocurre con la afirmación “sólo
las mujeres lloran y los hombres no”. Con el paso del tiempo ha quedado claro
que muchos roles de género no son exclusivos de un determinado sexo, sino que
pueden ser desempeñados con igualdad por ambos, aunque con diversas formas de
expresión.
Orientación sexual:
Está determinada por el deseo natural, tanto sexual, como
amoroso y erótico; hacia otras personas.
Conducta sexual:
Son las prácticas e historias sexuales de las personas que
pueden ser siempre o en algún momento iguales o distintas a su orientación
sexual y que se encuentran muy influenciadas por el contexto social, político,
cultural, religioso o económico donde se inserta el ser humano.
Transexualidad femenina
o mujeres transexuales:
Identifica a quienes naciendo con un físico y/o genitales
del sexo masculino, desde la niñez sienten que su sexo es femenino. El proceso
y la transición médica, psicológica y social vivido por estas personas para
adecuar el cuerpo a su identidad de género, permite denominar a las
transexuales femeninas como HaM (hombre a mujer).
Transexualidad masculina
u hombres transexuales:
Son quienes naciendo con un físico y/o genitales del sexo femenino,
desde la niñez sienten que su sexo es masculino. El proceso médico, psicológico
y social experimentado para adecuar el cuerpo a su identidad de género,
posibilita llamar a los transexuales masculinos como MaH (mujer a hombre).
Travestismo:
El travestismo es el uso de vestimentas distintas a las del
sexo con que se identifican las personas y es considerado un especie de
fetichismo. Es decir, se usan vestimentas distintas al sexo sólo por placer o
curiosidad y no por sentir que se nació en un cuerpo equivocado.
Transformismo:
Expresión artística donde una persona asume para un
espectáculo un rol o identidad de género distinta a la que le corresponde. En
Chile es común ver a animadores o comediantes de televisión ejerciendo el
transformismo.
Orígenes:
La homosexualidad y la transexualidad existen desde el
comienzo de la humanidad y aunque sus expresiones se dan en todo el mundo, unas
de las primeras menciones se encuentran en la Grecia Antigua.
En ese período la homosexualidad y la transexualidad
formaban parte de la vida cotidiana y de las historias míticas de los filósofos
y no eran consideradas un problema mayor, según variadas investigaciones.
Con el correr de los siglos y con la influencia del
cristianismo el rechazo fue en aumento alcanzando uno de sus más altos niveles
en el 309 D.C cuando el Consejo Eclesiástico de Elvira (actualmente Granada de
España) aprobó 37 leyes canónicas referidas a la sexualidad.
En dichas leyes, que se extendieron por toda Europa y luego
a América, cualquier expresión sexual que no tuviese por fin la procreación fue
considerada un pecado.
Lo que se creía:
Desde el siglo XVII estudios del comportamiento humano se
concentraron en averiguar las causas de la homosexualidad y de la
transexualidad.
Uno de los libros más influyentes fue “Psychopathia
Sexualis” (1886) del neurólogo alemán Richard von Krafft-Ebing, quien
consideraba a la homosexualidad como una desviación sexual producida por una
constitución defectuosa del sistema nervioso.
Con importantes matices, la idea de “desviación sexual” fue
luego validada por el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, para quien, al
menos al comienzo de sus investigaciones, la homosexualidad era el resultado de
un estancamiento en las fases del desarrollo del ser humano.
Tales hipótesis predominaron hasta gran parte del siglo XX y
derivaron en que muchos psicólogos y psiquiátras sometieran a la diversidad
sexual a terapias que buscaban curar o revertir la transexualidad y la
homosexualidad, pero esas intervenciones sólo provocaron más daño en las
personas.
En forma paralela, otros investigadores han venido señalando
que la homosexualidad es producto de estructuras o composiciones cerebrales, genéticas
u hormonales, pero la verdad es que hasta ahora nadie tiene certeza sobre ello
y las causas son tan desconocidas como las de la heterosexualidad.
El único consenso es que en el desarrollo de toda
orientación sexual o identidad de género inciden múltiples factores
(psicológicos, sociales, biológicos) y no sólo uno.
Enfermedad:
En la actualidad existe un amplio consenso médico y
científico respecto a que la homosexualidad y la bisexualidad, independiente de
sus causas, no son una enfermedad, sino que una variación más de la sexualidad
humana, al igual como lo es la heterosexualidad.
Todos los estudios que erróneamente señalaron en el pasado
que la homosexualidad era una patología, habían sido aplicados a personas que
tenían trastornos mentales, por lo que no eran representativos de gays y
lesbianas.
Así es como la Organización Mundial de la Salud (OMS, 1992),
la Asociación de Psicología Americana (1975) y la Asociación de Psiquiatría de
Estados Unidos (1973), junto a otros organismos, han enfatizado que la mejor
asesoría que puede recibir una persona homo o bisexual es aquella que le
permita vivir su sexualidad de la manera más sana y libre posible.
En relación a la transexualidad la comunidad científica
aconseja el tratamiento y la ayuda para adecuar el físico de la persona a la
identidad de género de la que se siente parte.
Las investigaciones
científicas han demostrado que las personas homosexuales y transexuales si
pueden sufrir severos trastornos psicológicos, pero no producto de su orientación
sexual o identidad de género. El problema se origina por la discriminación
social que en casos graves termina con el suicidio y, en la generalidad de las
ocasiones, provoca problemas de autoestima, soledad, impotencia y dolor.
Proceso de
autoconocimiento
Al igual como ocurre con la heterosexualidad, las personas
van conociendo desde la niñez si son transexuales u homosexuales, pasando por
experiencias y procesos de identificación hasta una comprensión total de lo que
se es, si es que se reciben las informaciones adecuadas.
El proceso se diferencia del vivido por personas
heterosexuales, porque niñas y niños transexuales y homosexuales van
apreciando, a medida que van creciendo, que su orientación sexual o identidad
de género es rechazada por gran parte de la sociedad, incluidas en algunos
casos sus propias familias.
Si se carece de la ayuda y orientación adecuada se puede ver
afectado el desarrollo armónico y sano de la sexualidad, a un punto que muchas
personas nunca salen del armario, es decir jamás confidencian ante otros/as o
asumen de manera voluntaria o pública su orientación sexual o identidad de
género, provocándose un profundo daño emocional.
De acuerdo a investigaciones de la profesora de Psicología
Evolutiva y Educación de la Universidad de Salamanca, Sonia Soriano, los
procesos por los que generalmente pasa una persona homosexual o transexual son
los siguientes:
Sentimiento de
diferencia:
Significa sentirse diferente a las personas (hermanos/as,
padre, madre, amigos/as, compañeros/as) que rodean al ser humano en la
infancia.
Negación:
Al carecer de referentes cercanos sobre la propia
orientación sexual o identidad de género y al apreciar que los afectos son
rechazados por una mayoría, la persona niega lo que es por miedo y con culpa.
Homo/transfobia
interiorizada:
Debido a la falta de opiniones o actitudes externas
positivas hacia la homosexualidad o la transexualidad, la persona puede sentir
homofobia o transfobia, es decir rechazo y vergüenza sobre su propia
orientación sexual o identidad de género y sobre quienes sienten de igual
manera.
Manifestación y definición:
Consiste en ir asumiendo de manera paulatina el hecho de ser
transexual o de amar y desear a alguien del mismo sexo.
Exploración,
experimentación e intimidad:
Determinado por la socialización y/o intimidad con pares
homosexuales o transexuales.
Auto-aceptación e
integración:
La persona asume como propia una identidad homosexual o
transexual.
Consolidación de
identidad:
Se comprende e internaliza que la orientación sexual o
identidad de género no es lo único que define a la persona, pues ello sólo es
un aspecto más del ser humano.
Salida del armario:
Es la revelación de la identidad de género o la orientación
sexual ante terceros.
Una persona puede
vivir todos o algunos de estos procesos a lo largo de su vida y los tiempos
dedicados a cada uno de ellos varían de acuerdo a factores sociales e
individuales.
DDHH, sexuales y
reproductivos
El 10 de diciembre de 1948 la Asamblea General de la
Organización de las Naciones Unidas aprobó y proclamó la Declaración Universal
de los Derechos Humanos y, con el paso del tiempo, los países han adecuado sus
políticas y leyes a los principios de ese importante texto.
Estos derechos garantizan a toda persona por su sola
condición humana, y sin distinciones de ningún tipo, igualdad social, política,
económica, cultural y jurídica.
Ello significa que nadie puede ver violentada su vida, su
integridad física y psíquica, su dignidad o su libertad, en especial porque los
derechos humanos son:
Universales: es decir son posesión de todas y todos.
Inviolables: no se pueden transgredir y si ello ocurre, las personas afectadas
merecen ser compensadas o reparadas. Inalienables: no se puede despojar a nadie
de ellos.
Los derechos sexuales y reproductivos son parte de los
Derechos Humanos, pues garantizan las libertades, la seguridad y las
condiciones básicas para que las personas puedan atender sus necesidades con
dignidad.
Algunos de esos
derechos son:
1 El
derecho a decidir de forma libre sobre mi cuerpo y mi sexualidad.
2 El
derecho a conocer el propio cuerpo y al autoerotismo.
3 El
derecho a ejercer y disfrutar plenamente mi vida sexual.
4 El
derecho a manifestar públicamente mis afectos.
5 El
derecho a decidir con quien compartir mi vida y mi sexualidad.
6 El
derecho al respeto de mi intimidad y de mi vida privada.
7 El
derecho a vivir libre de violencia sexual.
8 El
derecho a la libertad reproductiva.
9 El
derecho de igualdad de oportunidades y a la equidad.
10 El derecho
a vivir libre de toda discriminación.
11 El derecho
a información completa, científica y laica sobre la sexualidad.
12 El derecho
a la educación sexual.
13 El derecho
a la confidencialidad en la atención en los servicios de salud y a la salud
sexual y reproductiva.
14 El derecho
a la participación en las políticas públicas sobre sexualidad.
Discriminación y
diversidad
La discriminación es un problema social que afecta día a día
a las personas impidiendo que sus derechos humanos, sexuales y reproductivos
sean respetados y ejercidos.
La discriminación es entendida como toda forma injustificada
de distinción, exclusión, restricción o preferencia, que prive, perturbe,
amenace o menoscabe el ejercicio de los derechos establecidos en la
Constitución Política y en la ley, así como en los textos internacionales y en
la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Ningún tipo de discriminación arbitraria puede ser aceptada,
en particular cuando se origina por motivos de raza o etnia, nacionalidad,
situación socioeconómica, lugar de residencia, idioma, religión, ideología u
opinión política, sindicación o participación en asociaciones gremiales, sexo,
estado civil, edad, filiación, apariencia personal, enfermedad o discapacidad
y, por supuesto, el género o la orientación sexual.
Lamentablemente en muchos países del mundo diversos sectores
son discriminados, viendo particularmente dañadas su dignidad las personas
indígenas, pobres, indigentes, con discapacidad o enfermedad, inmigrantes,
mujeres, niños y niñas,jóvenes, adultos mayores, mormones, musulmanes y las minorías
sexuales, entre otros.
Cuando las personas son discriminadas, se ofende y daña a la
diversidad de la sociedad y del país donde vivimos. Dado que la diversidad
habita en nuestras propias familias, en las puertas de nuestra casa y en cada
lugar que conozcamos o visitemos, al discriminar no sólo se afecta la dignidad
de quien es excluido. También se afecta al conjunto de la sociedad.
Homofobia y
transfobia
La discriminación padecida por la diversidad sexual es una
de las más graves, según lo han revelado todos los estudios efectuados en
muchos países por universidades, institutos, corporaciones, fundaciones y organismos
de derechos humanos.
La discriminación que afecta a los homosexuales, sean
hombres o mujeres, es conocida como homofobia, y la que daña a transexuales
como transfobia.
Conceptos:
Homofobia o transfobia: Se da cuando una persona, grupo o
institución emite en forma permanente opiniones, acciones o actitudes
promotoras de alguna segregación contra la diversidad sexual y que teniendo al
alcance la información necesaria para modificar sus prejuicios o estereotipos,
la rechaza o se niega a conocerla.
Conducta homofóbica o transfóbica: Corresponde a
las opiniones, acciones o
actitudes que las personas, grupos o instituciones pueden manifestar en algún
momento de sus vidas, afectando en forma negativa el conocimiento sobre la
diversidad sexual o la integridad de alguien identificado como homosexual o
transexual.
Una conducta de este tipo no vuelve necesariamente a una
persona, grupo o institución homofóbica o transfóbica y puede producir la
paradoja de desarrollarse en forma paralela con actitudes favorables a
homosexuales o transexuales.
Por ejemplo, puede darse el caso de que un estudiante sea
dañado física o verbalmente en algún momento por ser homosexual o transexual
por un/a compañero/a en el contexto de una discusión, pero en la práctica
general quien ofende puede tener una buena opinión de la diversidad sexual.
Lo importante es comprender que nada justifica una conducta
discriminatoria.
Orígenes:
La homofobia y la transfobia son problemáticas que no tienen
una fuente exacta. Son el resultado de las infinitas interacciones sociales
establecidas entre las personas, las cuales pueden retroalimentarse y
potenciarse ante la ausencia de políticas para enfrentarlas.
Este tipo de discriminaciones se basan en la ignorancia
respecto a que lo es ser lesbiana, gay, bisexual o transexual, al poco o nulo
contacto con estos grupos de personas y a prejuicios y mitos provenientes de
antiguas concepciones sobre la sexualidad y los derechos humanos.
Es posible identificar al menos cuatro frentes que se han
retroalimentado con sus respectivas sociedades para promover de manera clara o
difusa la discriminación.
Religiones:
Diversas religiones consideran a la homosexualidad y la transexualidad como un
pecado que atenta contra la moral y las buenas costumbres. Por tanto, aconsejan
a quienes tienen una sexualidad diversa vivir en celibato. Sin embargo, esta
postura ha cambiado lentamente, provocando incluso quiebres al interior de
algunas religiones, pues se comprende que el ejercicio sexual libre, sano y
responsable es un derecho humano.
Ciencias: Hasta
comienzos de los 90 gran parte de los psicólogos y psiquiátras consideraban a
la homosexualidad como una enfermedad mental, por lo que debía ser curada.
Aunque en la actualidad la casi totalidad de los profesionales de la salud
mental ha concluido que ninguna orientación sexual es enferma, el
desconocimiento o el prejuicio de una parte de la ciudadanía sobre estos
avances ha llevado a que muchos sigan pensando erróneamente que la homosexualidad
es una patología.
Estados: Durante
siglos muchos Estados influenciados por las religiones y las ciencias,
calificaron a la homosexualidad y la transexualidad como un delito, por lo que
las relaciones entre personas del mismo sexo y la identidad de género diversa
eran sancionadas con cárcel, multas o torturas. Hoy, la mayoría de los Estados
ha eliminado esas leyes y aprobado otras que rechazan todo tipo de
discriminación, pero en algunos países las penas se mantienen y son tan
inhumanas que incluyen la muerte.
En Chile, las relaciones sexuales entre personas del mismo
sexo mayores de edad fueron penalizadas hasta 1999. Sin embargo, las relaciones
sexuales consentidas que involucren a personas menores de 18 años siguen siendo
penalizadas con la cárcel. Ello no ocurre en el caso de las personas
heterosexuales, donde las penas corren sólo sí hay menores de 14 años
involucrados.
Medios de comunicación: Los medios de comunicación, en
especial hasta la década del 90, potenciaron la discriminación al reproducir lo
que las religiones, las ciencias y los Estados venían diciendo, sin
cuestionarlos mayormente. Hoy, en cambio, en diversos países buena parte de la
prensa ha jugado un rol crucial para promover la diversidad y la no
discriminación.
Sociedades: Las personas y sociedades educadas o informadas
por Estados, ciencias, religiones o medios de comunicación que durante muchos
años tuvieron prejuicios respecto a la diversidad sexual, reprodujeron los
mitos en sus relaciones con otros. Los cambios y mayor apertura de los últimos
años han producido, afortunadamente, un descenso de quienes discriminan. Como
resultado de las transformaciones sociales, destacan los cambios
generacionales, pues las personas más jóvenes discriminan menos que las más
adultas.
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Esto es sólo una de las partes que desean enseñar a nuestros
hijos, pero quién ha permitido esto?, a quién le consultaron si podían o no
enseñarlo?, a Ud, a mi? O a quienes tienen intereses creados?
Seguramente algo va a pasar en nuestra Nación Chilena por
estas cosas que van en contra del origen y modelo original de Dios.