**POLEMICA POR LA
PARTICIPACION DE RATZINGER EN EL EJERCITO DEL TERCER REICH**
El "pasado nazi" de
Benedicto XVl, un capítulo que no tiene secretos.
De joven se enroló en la
Juventud Hitleriana, en 1941. Lo admite en su autobiografía. Historiadores
dicen que era algo común entre los jóvenes de su generación.
ESPECIAL DE CNC / RADIO Y
TELEVISIÓN:
El día después de que el
cardenal Joseph Ratzinger se convirtiera en el Papa Benedicto XVI, algunos
titulares llamaban la atención sobre un momento supuestamente oscuro en su
pasado, cuando el Papa alemán fue miembro, brevemente, de la Juventud
Hitleriana. "Humo blanco, pasado negro" escribió el Yediot Ahronot de
Israel. "De la Juventud Hitleriana al Vaticano" fue la manera en que
lo expresó The Guardian.
¿Acaso Benedicto XVI esconde
un pasado secreto, que incluye una simpatía por los nazis? La respuesta a ese
interrogante, al menos según la evidencia disponible, es "no".
Se sabe, e incluso fue
admitido por el Papa en su autobiografía, que por un tiempo en 1941 y 1942,
Ratzinger, por entonces un adolescente, estuvo en la principal organización del
partido Nazi para adoctrinar a los jóvenes. Enrolarse en la Juventud Hitleriana
era una obligación para cualquier estudiante secundario. Después, sirvió un
tiempo en una unidad antiaérea que resguardaba una planta de BMW cerca de
Munich y hay fotos que muestran a Ratzinger con el uniforme paramilitar de las
llamadas unidades de fuego antiaéreo.
Pero los historiadores y los
grupos judíos coinciden en que el registro de tiempos de guerra del Papa, que
era muy común entre los jóvenes de su generación, hoy tiene poca importancia,
si es que la tiene.
Es cierto que Benedicto XVI
es un Papa que alguna vez llevó puesto un uniforme de la Wehrmacht. Pero como
principal asesor del Papa Juan Pablo II en cuestiones doctrinales, fue una
figura central en uno de los últimos gestos más promocionados del Papa
fallecido: pedir disculpas por el papel de los católicos durante el Holocausto.
"Todos estaban en la
Juventud Hitleriana", dijo por teléfono Olaf Blaschke, experto en historia
de la iglesia moderna en la Trier University. "Era algo obligatorio,
difícil de evadir. Y los que eran adoctrinados por esas ideologías eran los
mismos que más tarde construyeron la República Federal de Alemania y pelearon
contra todos los totalitarismos".
Cuando era arzobispo de
Munich, Ratzinger habló poco sobre la guerra o los judíos y no parece haber
formulado denuncias resonantes contra el antisemitismo. Pero como mano derecha
de Juan Pablo II, tuvo un papel importante en la redacción de la encíclica
"Nosotros recordamos" de 1998, y, claramente, participó en otros
gestos que hizo el Papa para reconciliarse con los judíos.
La familia Ratzinger también
estaba en contra de los nazis, según su biógrafo, John Allen Jr., por cual el
padre de Joseph fue degradado como policía y se vio obligado a mudarse con su
familia varias veces. "Cuando se estableció la Juventud Hitleriana, mi
hermano fue obligado a enrolarse", contó Ratzinger en 1997. "Yo
todavía era muy joven, pero después, cuando ingresé al seminario, también tuve
que enrolarme. Pero apenas dejé el seminario, no volví a verlos más. Y esto era
difícil, porque para obtener un descuento en los aranceles educativos, que a mí
me hacían mucha falta, había que demostrar que uno era miembro de la Juventud
Hitleriana".
En 1943, según la biografía
de Allen, Ratzinger fue reclutado para un grupo antiaéreo. Lo mandaron un
tiempo breve a la frontera austro—húngara para poner trampas para tanques y
desertó cuando lo enviaron de vuelta a Bavaria. Después de la guerra, entró en
un seminario y así empezó su carrera en la iglesia. Dada su postura
conservadora, y su hostilidad activa frente a las tendencias liberales en la
iglesia, Ratzinger se ganó epítetos poco elogiosos en la prensa alemana.
"Panzerkardinal" es uno de los frecuentes.
Muchas figuras judías
elogiaron al nuevo Papa. "Nunca negó el pasado, nunca lo ocultó",
dijo Abraham Foxman, director de la Liga Antidifamación. El Jerusalem Post, en
un editorial, explicó el por qué de su falta de preocupación. "En cuanto a
la cuestión de la Juventud Hitleriana, ni siquiera el Yad Vashem consideró que
merecía una investigación", dijo, refiriéndose al centro de investigación
y Monumento al Holocausto en Jerusalén. "¿Por qué deberíamos preocuparnos
nosotros?"
No nos deberíamos preocupar si no existiera un Opus Dei tan obscuro y siniestro como el que hay. No nos deberíamos preocupar si no existiera esa organización secreta que hace desaparecer a los que se oponen a los planes del Vaticano; pero hay uno que no le preocupa nada de esto y les pedirá cuenta a cada Papa y todas las organizaciones que ha engendrado la Iglesia Católica y que han plantado una sombra de miedo y terror ante los que saben y conocen de las macabras manipulaciones del Vaticano:
Su nombre JESÚS !!!!
CNC / Radioy Televisión
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