lunes, 11 de marzo de 2013

Bien entre comillas lo de santo...


Elección del nuevo Papa: ¿cómo se elige el nombre y edad del Santo Padre?


 El próximo 12 de marzo se llevará a cabo el Cónclave en el que se elegirá un nuevo Papa, pero acá te contamos como será la elección de su nuevo nombre y por qué deberá cambiárselo.  
                    
  ¿Cuál es el criterio por el que los pontífices eligen su nombre papal y por qué difiere del suyo? ¿Por qué se eligen los sucesores de San Pedro de edades tan elevadas? Un prestigioso experto en Teología explica éstos y otros aspectos curiosos de las elecciones papales.

Según las estadísticas, desde el año 1.400 la mayoría de los pontífices han sido elegidos con 63 años o más. Algunos de ellos, como el actual papa Benedicto XVI, superaban los 75 en el momento de ocupar el sillón de San Pedro.

Los nombres más utilizados por los sumos pontífices han sido: Juan (23 ocasiones) y Gregorio y Benedicto (16 veces), mientras que 43 nombres (como Pedro, Anacleto, Ponciano o Eusebio), fueron utilizados una sola vez, en tanto que Juan Pablo I y Juan Pablo II han sido los únicos papas que han usado un nombre compuesto.

Pueden parecer cuestiones anecdóticas, pero detrás de estos datos curiosos existen profundas razones históricas, tradiciones, simbolismos y situaciones sorprendentes y opciones personales, a menudo desconocidas, pero cargadas de significado, que jalonan el largo y arduo camino de la Iglesia.

Para desvelar estos y otros aspectos llamativos sobre el papado y las elecciones pontificias, Efe ha entrevistado al sacerdote, ingeniero industrial y doctor en Teología, Juan Luis Lorda, que es profesor de Teología Dogmática, Filosofía, Antropología y Ética, en la Universidad de Navarra.

Según este especialista, "la historia de la Iglesia, que es la institución más antigua que existe, ha sido tan rica, que ha habido prácticamente de todo. Ha pasado por todas la épocas históricas y ha sobrevivido a todas las complicaciones posibles".

El profesor Lorda explica, "a lo largo de tantos siglos, se ha dado una tremenda variedad de situaciones y casos, relacionadas con las tradiciones eclesiásticas, los papas, y sus criterios de elección", los cuales resumimos a continuación.

Uno de los primeros cambios de nombre, que ha hecho famoso a su protagonista, "fue el de un papa del siglo VI que se llamaba Mercurio, y que lo reemplazó por el de Juan II, porque le pareció mal llevar el nombre de un dios griego".

Por su parte, Juan XXIII escogió ese nombre, según Lorda, "porque su padre se llamaba Juan". A dicho pontífice no le importó llevar ese nombre que había dejado de utilizarse porque, según indica el sacerdote, entre otras cosas lo había llevado un "antipapa", persona que ha sido proclamado como papa por diversos medios, pero sin que la Iglesia apruebe dicho nombramiento, que también se había llamado Juan XXIII.

Ante la cuestión de cambio de nombre en los papas, el experto en Teología indica: "Los sumos pontífices adoptan un nombre diferente del suyo original, entre otras cosas, siguiendo la idea de que una persona, al ser nombrada papa, tiene que cambiar, debe ser un hombre nuevo, con una trascendencia más elevada".

Al decir del experto es algo semejante a lo que ocurre cuando se bautiza a un adulto, a quien se le cambia su nombre anterior por uno cristiano. La modificación de nombres en los papas se viene realizando desde el siglo XI, cuando comenzó a hacerse de una manera institucional y continuada.

Los nombres de algunos pontífices también encierran un determinado mensaje, al decir del experto, como Pablo VI, que adoptó "el nombre del gran evangelizador del comienzo de la era cristiana, y fue quien comenzó los modernos grandes viajes papales, con el sentido de llevar el mensaje de Cristo al mayor número de personas en todo el mundo".

Aunque viajó a la India y a la ONU y visitó los cinco continentes, luego su peregrinaje se quedaría pequeño en comparación con el de Juan Pablo II, y la intención viajera plasmada en su nombre quedó en segundo plano, "porque le tocó sacar adelante el Concilio Vaticano II, lo que le demandó mucho tiempo y trabajo", indica Lorda.

Aunque el predecesor de Joseph Ratzinger en llamarse Benedicto se sentó en la silla de San Pedro en el siglo XX (entre 1914 y 1922), ese nombre hacía bastante tiempo que no se utilizaba. Sin embargo tiene mucha tradición y es uno de los que más han elegido los pontífices, el primero de ellos entre los años 575 y 579.

Además, al santo padre que acaba de renunciar, ese nombre le recordaba a la figura de San Benito de Nursia, el Patrono de Europa, considerado el iniciador de la vida monástica en Occidente y fundador de la orden de los benedictinos.
Este nombre, que llevan numerosos santos, proviene de Benedictus (Benedicto, en latín), que significa, entre otros, "bien nombrado", "el que recibe buen nombre", "bendito" o "bendecido".

Para el teólogo, la edad de los papas viene dada por el proceso de elección papal, que se realiza entre los cardenales, que en su mayoría son obispos de las grandes sedes de la Iglesia católica: las capitales más importantes y con más tradición, en todo el mundo.

"El colegio cardenalicio también está compuesto por cardenales de la curia, que ocupan un puesto muy importante dentro de la Iglesia y que generalmente han sido obispos, y también por unos pocos (dos o tres) teólogos muy importantes, a los cuales se nombra cardenales casi a título honorífico. Ello coincide en que, cuando una persona llega a obispo en una diócesis importante, o ha tenido una importante trayectoria en la Iglesia, normalmente ya tiene una edad avanzada", dice el especialista.

"Aunque no se elige a los papas porque sean mayores y sabios, indudablemente una persona que lleva muchos años sirviendo a la Iglesia ya tiene una sabiduría. En todo caso la edad no es el factor determinante de la elección de un papa", indica el sacerdote y teólogo.

Para Larda, más importante que la cantidad de años de los pontífices es que tengan un criterio cristiano: "El papa no tiene que inventar nada. Es ante todo un punto de referencia de toda la Iglesia y ha de mantener viva la Liturgia y Doctrina; para las labores de gestión ordinaria dispone de personas entendidas que se ocupan de esos asuntos".

"Si bien Benedicto XVI es muy mayor, ya que llegó al papado con 78 años, no hay que descartar que en un futuro la Iglesia vaya eligiendo papas más jóvenes, en la medida que vaya cambiando la composición del colegio de cardenales, cuya función principal es elegir al sumo pontífice", matiza el experto.      

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