¿Y Quién es Santa Claus?
“Aunque los dioses no han sido directamente transformados a
santos, al menos muchos de sus atributos han sido sustituidos”.
“Para este caballo de San Nicolás los niños en algunas
partes de Europa dejan heno y avena que antes se dejaba para el caballo de
Odín. Santa Claus también heredó de Odín ciertos detalles de su apariencia, en
particular su larga barba blanca”.
“La actitud de la iglesia cristiana hacia la costumbre
pagana es bien conocida. Ya que no podía esperar eliminar la antigua práctica,
se dio a la tarea de adaptarla al uso cristiano, dándole un significado
cristiano y, dentro de lo posible, un carácter cristiano”.
Los padres aseguran a sus hijos que siempre ha existido y
que siempre existirá. Se rumora que tiene la habilidad de estar en todos los
lugares al mismo tiempo y que sabe quién ha sido malo y quién ha sido bueno;
sabe cuándo has dormido y cuándo estás despierto. Y una noche al año mete
milagrosamente su gigantesca circunferencia en incontables chimeneas para entregar
regalos a todos los niños buenos y luego vuelve a subir rápidamente después de
haber consumido montañas de golosinas y ríos de leche que se dejan como ofrenda
para su deleite.
Hoy en día lo conocemos como Santa Claus, pero la imagen
omnipresente, omnisciente y jovial de este personaje ha evolucionado
gradualmente a través de los años, adaptándose a diferentes culturas alrededor
del mundo. Los antiguos rituales y creencias se entretejieron con los nuevos,
dando como resultado un colorido tapiz de tradiciones con muchos hilos en
común. Con el tiempo surgió la imagen moderna y más singular gracias al
incremento de los viajes y al acceso a la palabra escrita, además de las
predominantes influencias estadounidenses de la televisión, el cine y otros
medios de comunicación.
Puede parecer poco probable que la costumbre de Santa Claus
se base en buena parte en la reciente tradición estadounidense, en la que los
inmigrantes puritanos de principios del siglo XVII en realidad prohibieron la
Navidad y otros bulliciosos festejos no bíblicos en algunos lugares del Nuevo
Mundo. Aun así se extendieron otras subversivas celebraciones y la ley de los
puritanos fue revocada antes de concluir ese siglo. La segunda y tercera
generación de inmigrantes comenzó a formar una nueva clase media con el lujo de
un ingreso disponible y tiempo libre dedicado a la familia. Una mayor
disponibilidad de materiales impresos al alcance de muchos contribuyó a la
cohesión social y las personas los devoraron efusivamente. Lo que estuviera
impreso se convertía en la realidad común y esto finalmente forjó las
diferentes tradiciones de una población inmigrante en una serie más homogénea
de costumbres, incluyendo una figura navideña heroica para todos.
Pero el historial de Santa va mucho más allá de los
inmigrantes europeos en Estados Unidos. De hecho, al remontarnos en la historia
encontramos que ha estado entre nosotros durante miles de años utilizando
diversas apariencias.
UN NICOLÁS VERSATIL
Washington Irving, el escritor estadounidense del siglo XIX,
fue el primero de muchos escritores en ejercer una influencia importante en el
desarrollo de la imagen moderna de Santa. A Irving y a su círculo social les
preocupaba que la época navideña fuera, para muchos, una temporada para beber
en exceso y romper las reglas, para llegar a los hogares de los ricos y exigir
favores y refrigerios (“¡Oh! Por favor, sírvanos un poco de pudín navideño y
una copa de alegría”), y para amenazar a los malos anfitriones con actos de
vandalismo. Con grandes esperanzas de transformar a los apáticos alborotadores
que plagaban la temporada, Irving escribió sobre la alegría de otro tipo de
celebración en su sátira, Knickerbocker’s History of New York from the
Beginning of the World to the End of the Dutch Dynasty.
En sus atractivas historias el popular escritor estableció
una base firme para el Santa Claus estadounidense al describir con imaginación
encantadoras escenas domésticas y al relacionarlas con San Nicolás (o
Sinterklaas, su sobrenombre holandés). Encabezó el cambio en la apariencia
tradicional de Nicolás de un escultural hombre santo que vestía una larga bata
y era mitra de un obispo, a un pequeño hombre rechoncho usando pantalones
bombachos hasta la rodilla y un sombrero. También presentó a San Nicolás como
el santo patrono de Nueva York y, hablando con nostalgia sobre sus primeros
días como Nueva Ámsterdam, le atribuyó algunas características que ahora nos
son familiares: “En los nemorosos días de Nueva Ámsterdam, el buen San Nicolás
aparecía a menudo en su amada ciudad, la tarde de un día festivo, andando
alegremente entre las copas de los árboles o sobre los tejados de las casas,
sacando de vez en cuando espléndidos regalos de los bolsillos de sus bombachos
pantalones y lanzándolos dentro de las chimeneas de sus favoritos”.
Del cuento de Irving también surge una tradición de que
Sinterklaas acompañó en el siglo XVII a los inmigrantes de los Países Bajos
hacia Nueva Ámsterdam. En un ingenioso intento por desviar el día festivo de
sus asociaciones paganas, describió el tope del barco original: “El arquitecto,
...lejos de decorar la embarcación con ídolos paganos, tales como Júpiter,
Neptuno o Hércules, cuyas idólatras abominaciones —no tengo duda— ocasionan las
desgracias y naufragios de muchos nobles navíos, él, les digo, por el
contrario, erigió plausiblemente en la proa una hermosa imagen de San Nicolás”.
Después de 1822 un “duende viejo y bueno” del tamaño de una
pinta, volando de chimenea en chimenea “en la víspera de Navidad” en un trineo
miniatura tirado por ocho pequeños renos con nombre y un saco de juguetes
colgado sobre su hombro, se convirtió en la norma gracias al recién publicado
poema “La noche antes de Navidad” (Account of a Visit From St. Nicholas). Sin
duda la inmediata y duradera popularidad de este poema (atribuido a Clement
Clarke Moore) siempre estará en deuda con la inclusión de elementos de
numerosas culturas. El autor combinó las innovadoras descripciones de Irving
con antiguas tradiciones escandinavas, germánicas, inglesas y rusas. Incluso
los escoceses y los irlandeses podían identificarse con la pequeña criatura,
similar a los duendes, “enanos” o elfos de sus países natales.
EL ESPÍRITU DEL FUTURO DE LA NAVIDAD
A lo largo del Atlántico, Charles Dickens contribuyó a la
reforma de la Navidad con Un cuento de navidad (A Christmas Carol), publicado
en Inglaterra en 1843. A pesar de que Dickens no mencionó en el libro a Santa
Claus por su nombre, el espíritu es claramente conocido. Adoptando los ideales
victorianos de la casa y hogar de Inglaterra, el libro se convirtió de
inmediato en un best seller. Esto contribuyó en gran medida a dar forma al
ideal navideño actual de una tradición familiar y amistosa (vea “Navidad: ¿En
realidad importa?”) y a convertir la desenfrenada parranda de borrachos en un
simple fantasma del pasado de la Navidad.
Muy pronto Harper’s Weekly, una popular publicación
estadounidense de esa época, comenzó una tradición anual presentando los
dibujos del ilustrador Thomas Nast que mostraban a Santa vistiendo un traje
rojo con cenefas de piel, botas negras y un cinturón de piel negro que hacía
juego. A pesar de que los elementos del cuento de Dickens eran evidentes, Nast,
un inmigrante de la Europa germánica, también utilizó elementos extraídos de
sus propios antecedentes culturales. Esta refundición de costumbres
continentales y estadounidenses continuó durante el siguiente cuarto de siglo,
aportando detalles tales como en dónde vive y trabaja Santa.
A comienzos del siglo XX Estados Unidos había aceptado lo
suficiente la Navidad como para convertirla en un día festivo oficial y las
tarjetas navideñas ilustradas a colores (que ya eran populares en la Inglaterra
victoriana) se convirtieron en un éxito comercial. Ambos factores ayudaron a
apoyar la imagen del corpulento benefactor en pantalones bombachos de color
rojo (aunque en ocasiones aparecía en otros colores). Para la época en que la
siguiente generación estaba lista para las sobrenaturales visitas nocturnas de
cada año, el Santa Claus regular era del tamaño de un hombre rechoncho vestido de
rojo, con las mejillas rosadas, barba y rizos blancos. Esta imagen
estadounidense de Santa, en especial las ilustraciones icónicas creadas después
de 1931 por el artista comercial Haddon Sundblom para los anuncios de
Coca-Cola, se ha exportado a todo el mundo.
LOS NOMBRES DE SANTA
Pero ¿cuáles son los antecedentes de Santa? Hoy en día
algunas de las más viejas iteraciones permanecen junto a las nuevas y mejoradas
versiones comerciales, lo cual provoca una peculiar cacofonía de personajes
interconectados. En algunas partes de Europa se trata de una representación del
Niño Dios (Christkindl/Kris Kringle) unida a otra tradición más antigua: un
Belsnickle/Pelznickel (pelts, o piel, más Nicolás) cornudo, vestido con pieles
y moreno. Esta figura de terror realizaba excursiones en la madrugada del fin
de año antes de que la llegada del cristianismo realizara un cambio forzado.
Personajes diabólicos similares en diferentes partes del mundo, incluyendo a
Knecht Ruprecht, Rumpelklas, Krampus, Schmutzli, Hans Muff, Klaubauf, Père
Fouettard e incluso Belcebú, también podían viajar solos o acompañados por el
Padre de la Navidad, Père Noël, Papá Noel y, por supuesto, el viejo y alegre
San Nick. Y cada tradición tiene una conexión en común con San Nicolás.
Nicolás de Myra es uno de los santos del siglo IV más
venerados por la iglesia católica. Aunque la evidencia es poco precisa, se cree
comúnmente que a una corta edad fue nombrado obispo de Myra, en Asia Menor.
Esta convicción forma la base de las tradiciones del niño obispo, en las que la
autoridad se pone de cabeza y los sirvientes y los niños exigen presentes y
favores a sus amos o padres (por ejemplo, las exigencias de “pudín navideño”
del pasado y de “yo quiero un pony, un Xbox 720 y una pista de patinaje para
Navidad” de la actualidad). Dichas tradiciones nacen de rituales romanos
saturninos relacionados con el solsticio de invierno.
Los detalles de la vida posterior y más allá de Nicolás son
también legendarios. Se volvió conocido como Nicolás de Bari después de que en
el siglo XI mercaderes italianos llevaran a la ciudad de Bari los que
supuestamente eran sus restos. Algunos dicen que su tumba, construida en una
impresionante basílica, está cerca del antiguo santuario de la Befana, la
legendaria y vieja anciana montada en una escoba que una noche de cada invierno
era responsable de bajar por las chimeneas y llenar con regalos los calcetines
de los niños. A pesar de que la tradición de la Befana sobrevivió por mucho
tiempo en Italia, durante los siglos siguientes el santuario de Nicolás se
convirtió en el abrumadoramente popular destino de los peregrinos.
Su historia, más larga que su vida misma, incluye mucho
material para el folclor, el cual incluso la iglesia católica reconoce que no
necesariamente está basado en hechos. Incluso la festividad de San Nicolás se
eliminó en 1969 del calendario litúrgico católico romano de cumplimiento
obligatorio porque no había prueba de su existencia, aunque la Iglesia Ortodoxa
Oriental sigue considerando el 6 de diciembre como su día. Según la Red de
Información Católica (Catholic Information Network), Nicolás reemplazó al dios
ruso “Mikoula, el dios de la cosecha, ‘quien reemplazará a Dios cuando éste sea
demasiado viejo’”. Se dice que Mikoula repartía regalos a los niños durante el
solsticio de invierno, un trabajo que Nicolás, el nuevo santo patrono de Rusia,
pronto adoptó en la imaginación popular.
Probablemente San Nicolás ha sido el patrono de más lugares
y hogares que ningún otro santo, pero es mejor conocido en occidente como el
protector de los niños y en oriente como el protector de los marineros. Abundan
sus historias en muchas culturas, la mayoría acerca de su amabilidad y
generosidad, incluyendo muchas veces el número tres. Una de dichas historias se
centra en que supuestamente regaló una bolsa o bola de oro a cada una de tres
hermanas, cuya dote las salvó de una vida de prostitución. La tradición de
regalar naranjas en Navidad que data de la época victoriana representa estas
bolas de oro. (Comúnmente se utilizan tres bolas simbólicas de oro como emblema
de los prestamistas, otro grupo que se encuentra bajo el auspicio de gran
alcance de Nicolás).
Se dice incluso que Nicolás revivió milagrosamente los
cuerpos despedazados de tres niños que un malvado carnicero colocó en un frasco
de salmuera. Esta historia parece ser una sangrienta distorsión de otra
leyenda, en la que Nicolás simplemente salvó a tres niños de ahogarse en el mar
salado. Por seguridad, los marineros preocupados lanzaban tres rebanadas de pan
al mar arremolinado como una ofrenda al santo, quien calmaría e incluso
caminaría sobre el agua. En algunas áreas aún le ofrendan pan y otros productos
de trigo (¡también galletas!). La ofrenda de trigo está relacionada con una
historia en la que salvó milagrosamente a Myra de la hambruna al multiplicar el
trigo que tomó prestado de los barcos que pasaban, con sobras suficientes
después de alimentar a las multitudes para plantar las cosechas de la siguiente
temporada.
UN PANTEÓN DE PREDECESORES
Tales historias nos recuerdan a una antigua deidad:
Poseidón, dios de los mares y los océanos y padre del caballo alado Pegaso; o a
la contraparte romana de Poseidón: Neptuno. Mientras la iglesia católica
adquiría poder se apropió de muchas de las populares deidades paganas para utilizarlas
en Navidad (vea “La Llegada del Emperador Cristiano” ). Los templos y los
ídolos paganos se renovaron en las iglesias y santuarios para adorar a los
nuevos santos. La iglesia simplemente transfirió las cualidades y poderes de
los antiguos dioses y diosas a los nuevos santos, y la adoración y oración
continuaron como antes. En Oriente tomaron el tridente de Poseidón y se lo
dieron a Nicolás en forma de báculo: un báculo pastoral, que comúnmente
representa el cayado del Buen Pastor y que hoy en día en la época navideña
tiene la forma de un caramelo de menta rayado.
Mientras avanzaba la “cristianización” más ritos y
personajes paganos se asimilaban como diferentes adaptaciones de Nicolás. Su
nombre y algunas de sus características también se relacionan con la antigua
mitología nórdica: el supremo dios Odín adopta variaciones de los nombres de
Nickar, Hnikar o Nick cuando aparece como un destructivo duendecillo acuático
capaz de caminar sobre el agua y de calmar o provocar tempestuosas tormentas
(“Viejo Nick”, otra denominación del diablo, proviene de este término). Odín
también aparece como una deidad barbada con un tridente o una lanza en un vuelo
en pleno invierno, piloteando un caballo similar a Pegaso transportado por el
viento y frecuentemente acompañado por diminutos asesores de cambiante
comportamiento que reparten regalos a quienes los merecen y disciplinan a los
traviesos.
El hecho de que Odín sea visto como bueno y malo parece
paradójico, pero no era inusual en las sociedades politeístas tener dioses con
atributos buenos y malos. Esto explica cómo San Nick y el Viejo Nick puedan
provenir del mismo personaje.
Otras antiguas tradiciones nórdicas y teutónicas conocidas
hoy en día incluyen ofrendas de comida y bebida para apaciguar a los divinos,
así como árboles sagrados que alcanzan los cielos, apuntando a la estrella
polar y al hogar de los dioses. San Nicolás y sus festividades absorbieron
inmediatamente dichos elementos y las celebraciones continuaron a través de los
siglos.
SINTERKLAAS LLEGÓ A LA CIUDAD
Con la Reforma Protestante del siglo XVI la adoración de los
santos católicos fue vilipendiada como anatema y los reformadores comenzaron a
señalar rápidamente que imitaban a los paganos rituales politeístas. Pero las
tradiciones relacionadas con Nicolás no fueron desarraigadas fácilmente, pues
se trataba del recientemente adoptado y simbólico Niño Dios quien decidía qué
niños recibían regalos y quiénes eran castigados; pero para adaptarse a la
preferencia pública el santo algunas veces permanecía en un papel menor,
apareciendo como el pequeño y delicado ayudante oscuro, ocasionalmente con
cuernos, del dios griego Pan o del dios romano Fauno (cuya festividad era el 5
de diciembre). Sin embargo, en los Países Bajos Sinterklaas sobrevivió la
revisión casi ileso. Cada año llega en barco con su caballo blanco, acompañado
de su ayudante (Zwarte Piet/Black Peter) para repartir manjares a los niños
buenos y amenazar a los niños traviesos con llevarlos de regreso a España en su
costal vacío, mientras que el santo mitra reparte regalos en los hogares de las
personas cada 5 de diciembre, el día de esta festividad.
A pesar de Sinterklaas, la Reforma se las arregló para
suspender muchas celebraciones navideñas y las prácticas relacionadas con
Nicolás, y la Guerra de los Treinta Años que devastó Europa de 1618 a 1648
acabó con las antiguas tradiciones y costumbres. Aun así, con el tiempo, los
viajes y la tolerancia, Santa Claus y su serpenteante línea de encarnaciones
parece, por ahora, estar viviendo su último jo-jo-jo.
REFERENCIAS SELECCIONADAS:
1 George H. McKnight, St. Nicholas: His Legend and His Role
in the Christmas Celebration and Other Popular Customs [San Nicolás: Su leyenda
y su papel en la celebración navideña y otras costumbres populares] (1917). 2 Washington Irving, Knickerbocker’s
History of New York [La historia de Nueva York según Knickerbocker] (1809). 3
Clement A. Miles, Christmas Customs and Traditions: Their History and
Significance [Costumbres y Tradiciones Navideñas: Su historia e importancia]
(1912, 1976).
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