CRISTIANISMO SIN SANGRE
Mat 24:37 Mas como en los
días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.
Estamos por presenciar el
acontecimiento más maravilloso e impactante de los últimos dos mil años: el
regreso de Jesucristo.
Los cristianos de todos los tiempos
han anhelado el retorno de nuestro amado Salvador. Han pasado casi veinte
siglos desde que el Hijo de Dios se encarnó naciendo de una virgen, murió
pagando nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación.
Nuestro Señor nos anunció que
un día volverá a la tierra. Pero, además, nos describió detalladamente cómo
serán los días previos a su regreso. Aquí algunas características de tales
días:
- Falsos profetas engañarán a
muchos.
- Habrá guerras.
- Se padecerá hambre.
- Terremotos azotarán la tierra.
- Habrá desórdenes
climáticos.
- Se habrá multiplicado la
maldad.
Es evidente que muchos de
estos signos se han cumplido ya. Jesús lo anunció comparando a nuestra
generación con la de una época remota:
Biblia en Lenguaje Sencillo
(BLS). Mat 24:37 Cuando yo, el Hijo del hombre, venga otra vez, la gente estará
viviendo como en la época de Noé.
Analicemos este anuncio paso a paso.
¿Quién era Noé?
Noé era hijo de Lamec, del
linaje de Set. En Génesis 6:9 se nos informa que Noé era un varón justo y
perfecto, es decir, un hombre recto, íntegro y sin tacha, que siempre vivió en
comunión íntima con Dios, a´çun en medio de la corrupción moral de su
generación. Este versículo remata con información concisa y contundente: “con
Dios caminó Noé”.
Palabra de Dios para Todos
(PDT). Gn 6:9 Esta es la historia de la vida de Noé. Él era un hombre justo y
honesto entre la gente de esa época, y vivía de acuerdo a la voluntad de Dios.
Noé, de cuatrocientos ochenta
años, fue avisado por Dios sobre Su inminente juicio a los habitantes de la
tierra, para entonces llenos de violencia. Dios destruiría a los impíos de la
faz de la tierra con un diluvio, pero antes daría ciento veinte años de gracia,
tiempo durante el cual Noé debía construir un arca en la que se salvarían él y su
familia.
Durante todos estos años Noé
se dedicó a predicar, aunque sin éxito pues no hubo arrepentimiento. Así, llegó
el tiempo anunciado: Dios destruyó a toda la humanidad, excepto a Noé junto con
sus tres hijos varones y las esposas de todos ellos.
Heb 11:7 Por la fe Noé,
cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor
preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo.
Dios ciertamente trae juicio,
pero siempre ha advertido sobre ello para que el ser humano proceda al
arrepentimiento y sea salvo de Su ira. Jesús hizo lo mismo: nos advirtió
también, como en los días de Noé, que vendría el juicio definitivo de Dios
sobre cada uno.
La Biblia nos muestra el
estilo de vida de los contemporáneos de Noé. Nos deja claro que practicaban
deliberadamente el pecado, de tal modo que fueron degradándose, corrompiéndose
y, con ello, alejándose cada día más de Dios. Su maldad llegó al colmo, por lo
que el Señor decidió borrar aquella generación perversa. Eso mismo le sucederá
a la última generación, entre la cual –todo indica- estamos viviendo.
¿Cómo eran los días de Noé?
Gn 4:1-5 Conoció Adán a su
mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová
he adquirido varón. Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de
ovejas, y Caín fue labrador de la tierra. Y aconteció andando el tiempo, que
Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de
los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con
agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda
suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante.
¿Qué observamos aquí? Por un
lado tenemos a un creyente genuino en la persona de Abel y, por el otro, a un
creyente falso en Caín. Vemos una profesión de fe genuina en Abel y una falsa
en Caín, lo que nos muestra cómo, desde los albores de la humanidad, crecen
juntos el trigo y la cizaña. Los dos hicieron ofrendas a Dios. Mucho tiempo
después el escritor de Hebreos recoge la actitud con la que tales ofrendas
fueron hechas.
Heb 11:4 Por la fe Abel
ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín…
Si ambos, Caín y Abel,
hicieron ofrendas a Dios, ¿por qué la de Abel fue mejor? ¿Por qué Dios rechazó
la ofrenda de Caín? Por la fe. El término original traducido como Fe en Hebreos
11 es el griego pistis que significa total confianza en Dios para salvación.
En su epístola, Santiago nos
habla de una fe que no salva:
Stg 2:19 Tú crees que Dios es
uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan
La palabra expone, así, que
hay creyentes con una fe que no salva, la cual es igual a la fe de los
demonios. Es decir, creen en el sentido de que no son ateos:
Tit.1:16 Profesan conocer a
Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados
en cuanto a toda buena obra.
PDT Tit.1:16 Dicen que
conocen a Dios, pero todo lo malo que hacen demuestra que no lo conocen. Son
muy malos, se niegan a obedecer y no son capaces de hacer nada bueno.
Para entender la diferencia
entre el sacrificio acepto y el rechazado, recordemos a Adán y a Eva después de
haber pecado: se vieron urgidos a tapar su desnudez con hojas de higuera. Esto
indica que Adán usó sus propios métodos y recursos para que Dios lo aceptara.
Junto con su mujer, Adán inventó su propia forma de acercarse a Dios. El Señor
por su parte rechazó su pecado y los vistió con pieles de animales, es decir,
tuvo que sacrificar víctimas inocentes y derramar sangre para cubrirlos. Así
aplicó su justicia y rechazó la justificación humana. La sangre de esos
animales inocentes señalaban a Cristo, el Cordero de Dios, cuya sangre sin
contaminación de pecado limpiaría los nuestros con el único requisito de que el
ser humano creyera en el sacrificio de Cristo. Queda claro que, desde el
principio, Dios nos enseñó que había que derramar sangre inocente a causa de
nuestros pecados, con tal de limpiarnos.
Luc. 22:20 Después que hubo
cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que
por vosotros será derramada.
La ofrenda de Abel, esto es
“lo mejor del ganado”, habla de su convicción de pecado. Este varón sabía,
seguramente por boca de su padre Adán, que la única manera de acercarse a Dios
era derramando sangre. Abel, convencido de su propia maldad, se humilló ante
Dios y demostró una genuina fe en Él cuando le rindió ofrenda. Dios lo aceptó.
Caín, por su parte, no tenía
convicción de pecado, nunca reconoció su condición delante de Dios ni se
humilló. Así, hizo a un lado la única oportunidad de ser aceptado por Dios,
esto es, derramando sangre. Así, Caín nunca fue limpiado por la sangre aunque
decía creer en Dios. Por lo contrario, este hombre inventó su propio método
para acercarse a Dios, cambiando la ofrenda de sangre por un plato de frutos de
la tierra. Dios lo desechó.
Esto retrata la condición de
los primeros días de la humanidad. Son los días de Noé. Mas, ¿cómo son los días
en nuestra generación?
Nuestros días: iguales a los
de Noé (el que oiga, entienda).
Hoy por hoy, miles de
personas dicen creer en Dios, van a la iglesia, pero no han lavado sus pecados
en la Sangre de Cristo. Viven, pues, un cristianismo sin sangre: fueron
“atraídos” a Cristo sin arrepentimiento, creyeron que si “aceptaban a Cristo”
se resolverían todos sus problemas, su negocio prosperaría y su matrimonio se
salvaría. Vinieron tras él por las ofertas, mas nunca fueron lavados por Su
sangre.
A éstos nunca les dijeron que
es necesario arrepentirse y nacer de nuevo. Tampoco les informaron que sin
santidad nadie verá al Señor. Les fue presentado un cristianismo sin Cristo,
una salvación sin arrepentimiento y una regeneración sin la sangre preciosa del
Señor. Y qué pena, porque muchos que están en tal condición creen que son
cristianos, mas no han experimentado la verdadera vida nueva en Cristo.
¿Puede alguien ser cristiano
sin arrepentirse realmente de sus pecados y sin ser lavado con la Sangre del
Cordero de Dios? La respuesta es un rotundo no. Éstos siguen a otro Jesús, el
que retrata la pantalla de Hollywood, el Jesús que “está chido”, el que es “la
onda”, el Jesús de la súper gracia. Viven, así, un cristianismo “cool”, una
mera moda en la que hasta el diablo podría hacerse llamar cristiano.
Qué pena: han seguido a
Cristo porque se los han presentado rodeado de motocicletas, patinetas y autos
de colección, en medio de actos circenses, emocionantes conciertos y brevísimos
mensajes de un evangelio diluido que no causa el menor dolor por el pecado y
que por su comodidad todo el mundo acepta.
¿Y el Evangelio de la Cruz?
Hoy se ha vuelto el evangelio del crucero (¿o cruz cero?) por el Caribe,
animado por predicadores convertidos en humoristas y motivadores y amenizado
por cantantes que endulzan el oído susurrando que Dios nos ama pero incapaces
de llamar al arrepentimiento. Es éste un cristianismo sin sangre.
Engañadas, estas personas
componen las multitudes que llenan iglesias y estadios para participar en el
nuevo show del milagrero de moda, en gira por las naciones. ¡Avivamiento!,
gritan a los cuatro vientos, pero no están lavados con la sangre del Cordero de
Dios. Le cantan al Señor cuando ni siquiera han nacido de nuevo. Cristianismo
sin sangre.
Los últimos datos indican que
en el mundo hay 6 mil 700 millones de personas, de las cuales un 20%, esto es
1340 millones, no creen en Dios; y un 80%, esto es 5 mil 360 millones, creen en
Dios. Estos últimos están repartidos en muchas religiones, de las cuales hay
tres sobresalientes: el cristianismo, el islamismo y el hinduismo. Unos 2 mil
millones de seres humanos declaran ser cristianos. Mas ¿cuántos están realmente
lavados con la sangre de Cristo, cuántos han nacido de nuevo?
En el México de 2009 vivimos
alrededor de 110 millones de personas, de las cuales se calcula que 94 millones
son católicos. Entre el 12 y el 15% declaran ser cristianos no católicos, esto
es, unos 16 millones. En este último grupo se incluyen los mormones, los
seguidores de La Luz del Mundo y los cristianos evangélicos entre otros.
Nuestro estado, Jalisco, tiene 7 millones de habitantes, de los cuales apenas
el 1% profesa ser evangélico, esto es, unas 70 mil personas. De este grupo, ya
en sí muy pequeño, ¿cuántos serán realmente lavados por la Sangre de Cristo? Es
probable que muy pocos.
Nuestro país vive
periódicamente actos multitudinarios de fe. La visita al santuario de la Virgen
de Guadalupe registra 5 millones de peregrinos, mientras la peregrinación al
santuario de la Virgen de Zapopan se compone de unos dos mil romeros. Son
muchas personas, mas ¿será esta manifestación masiva un signo de avivamiento?
Claramente, no: también es parte de un cristianismo sin sangre y sin Cristo,
tal como el que se vivía en los días de Noé.
¿Cómo obró finalmente Caín?
Creo que está claro: Caín
obró como lo que siempre fue: un no nacido de Dios. ¡Y sin embargo él creía y
ofrendaba a Dios!
Gn 4:6-8 Entonces Jehová
dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si
bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la
puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él. Y dijo
Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el
campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató.
Dios Habla Hoy (DHH).
Gn 4:6-7 Entonces el Señor
le dijo: “¿Por qué te enojas y pones tan mala cara? Si hicieras lo bueno,
podrías levantar la cara; pero como no lo haces, el pecado está esperando el
momento de dominarte. Sin embargo, tú puedes dominarlo a él.”.
Aquí hay que apuntar
que la única manera de
dominar al pecado es mediante el arrepentimiento y la conversión a Cristo.
Gn 4:8 Un día, Caín invitó a
su hermano Abel a dar un paseo,y cuando los dos estaban ya en el campo, Caín
atacó a su hermano Abel y lo mató.
¡Caín, el primer homicida en
la historia es, apenas, el tercer ser humano que pisó la faz de la tierra! Éste
era, evidentemente, hijo de la naturaleza caída de Adán, mas de ninguna manera
era un hijo de Dios. Así que Caín sólo dio los frutos de su naturaleza, la de
uno que no ha nacido de nuevo, aún cuando se manifestara creyente al ofrecerle
algo a Dios. Queda claro desde el principio: nadie puede dar un fruto ajeno a
su naturaleza.
Jua 8:34 Jesús respondió: De
cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del
pecado.
2Pe 2:22 Pero les ha
acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca
lavada a revolcarse en el cieno.
PDT. 2Pe 2:22 Con esa gente
se cumple lo que dice el dicho: “El perro que vomita, regresa a su mismo
vómito”, y: “Aunque se lave al cerdo, irá de nuevo a revolcarse en el barro”.
Jua 16:2 Viene la hora cuando
cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios.
Jua 8:44-45 Vosotros sois de
vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha
sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no
hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y
padre de mentira. Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis.
Defendamos la pureza del
Evangelio y cuidémonos de los falsos cristianos.
Atendamos lo que Dios le
inspiró a Judas a escribir en su epístola:
Judas 1:3-4 Amados, por la gran
solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido
necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha
sido una vez dada a los santos. Porque algunos hombres han entrado
¨encubiertamente¨, los que desde antes habían sido destinados para esta
condenación, hombres impíos, que convierten en ¨libertinaje la gracia de
nuestro Dios¨, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo.
Judas 1:11-13 ¡Ay de ellos!
porque han seguido el ¨camino de Caín¨, y se lanzaron por¨ lucro¨ en el error
de Balaam, y perecieron en la ¨contradicción¨( rebeldía) de Coré. Estos son
manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se
apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los
vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados; fieras
ondas del mar, que espuman su propia vergüenza; estrellas errantes, para las
cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas.
Judas 1:17-19 Pero vosotros,
amados, tened memoria de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles
de nuestro Señor Jesucristo; los que os decían: En el postrer tiempo habrá
burladores, que andarán según sus malvados deseos. Estos son los que causan
divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu.
Leámoslo ahora de la muy
recomendable y esclarecedora versión Palabra de Dios para Todos:
PDT. Judas 1:3-4 De verdad he
querido escribirles acerca de la salvación que compartimos. Pero ahora siento
la necesidad de escribirles sobre otro asunto: les ruego que sigan luchando por
la fe que Dios una vez le dio a su pueblo santo. Pues hay unos que se han
metido secretamente entre ustedes; de ellos ya se ha dicho en las Escrituras
que van a ser condenados. Están en contra de Dios, toman el generoso amor de
Dios como excusa para justificar su conducta inmoral y niegan a Jesucristo,
nuestro único Dueño y Señor.
PDT. Judas 1:11-13 ¡Pobres de
ellos! Se fueron por el mismo camino de Caín. Por conseguir dinero se van por
el camino equivocado como Balaam y hablan contra la autoridad y son destruidos
como le pasó a Coré. Esa gente es un peligro para ustedes en sus reuniones
fraternales. Sólo vienen a comer y a divertirse sin tener ningún respeto a
Dios. Son como nubes sin agua que arrastra el viento y como árboles que ya
deberían dar fruto pero no lo dan. Porque están completamente muertos, así que
serán arrancados de raíz. Son como fuertes olas del mar que producen mucha
espuma. Ellos cometen acciones vergonzosas como las olas producen espuma. Son
como planetas que vagan en el cielo, en la más negra oscuridad.
PDT. Judas 1:17-19 Pero ustedes,
queridos hermanos, recuerden las palabras que antes dijeron los apóstoles de
nuestro Señor Jesucristo. Ellos continuamente les decían: “En los últimos
tiempos, habrá algunos que se burlarán de Dios y vivirán conforme a sus malos
deseos”. Esos son los que causan división, viven de acuerdo a los instintos
naturales y no tienen el Espíritu.
Es un hecho: hoy por hoy,
muchos pastores están desconcertados porque encuentran que sus iglesias están
llenas de adulterio, fornicaciones, fraudes, pleitos, rebeldía y un largo
etcétera relacionado con frutos de maldad.
Aquí surge una pregunta
fundamental para los pastores: ¿están pastoreando ovejas o cabritos? ¿Sus
congregantes están lavados por la Sangre de Cristo? ¿Son como Abel, o son como
Caín?
Y más aún, vamos a la raíz de
este asunto, a lo que hace la diferencia: ¿El evangelio que predicas está
empapado en la Sangre de Cristo? ¿Llamas al arrepentimiento o atraes a la gente
al entretenimiento? ¿Predicas un cristianismo sin sangre? O, peor aún, ¿vives
un cristianismo sin sangre?
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